Os voy a contar una de esas historias sobre médicos que pasan de ti mientras tú sabes que algo no va bien.
Cuando estaba en la universidad, comencé con unos dolores abdominales muy fuertes, duraderos y recurrentes. Pasé por varios médicos (gracias a mis padres por no haber seguido por la seguridad social), desde un alergólogo para descartar que hubiese desarrollado nuevas alergias alimentarias hasta 3 especialistas digestivos diferentes.
El primero, tras el "prick test" y un análisis de sangre, confirmó que todo seguía igual, nada de legumbres, ni soja, ni regaliz, ni ajo... En fin.
El primer especialista digestivo me mandó una fluoroscopia (te dan una papilla de bario y te meten en una máquina un buen rato para ver como funciona tu aparato digestivo) y me diagnostico "transito intestinal acelerado". Si bien no iba desencaminado porque eso también estaba ahí, lo único que me recetó fue que masticara mejor 😒.
Meses después, en vista de que no mejoraba masticando la comida hasta el aburrimiento, y que seguían las crisis, busqué otro especialista. Este me dijo que eran gases, que evitara alimentos flatulentos y tumbarme después de comer. Le hice caso y evitaba comer todo lo que solía producirme gases (reduciendo MUCHO mi abanico de posibilidades). Aunque el dolor de gases nada tenía que ver con lo que yo sentía, le hice caso, pero tampoco mejoró la cosa.
Fue el tercer especialista el que dio con el problema que me impedía ciertos días hasta andar.