viernes, 24 de agosto de 2018

¿Egoísmo o esperanza?

Cuando nos convertimos en madres es inevitable que aparezcan miedos, pero luchamos con ellos día a día con la esperanza de darles a nuestros hijos todo lo que necesitan y que sean felices.
Ojala pudiese protegerla y consolarle toda la vida como lo hago ahora, cogiéndola en brazos, apretándola contra mi pecho, besándola y dejando que se calme con el sonido de mi voz, de mi corazón...
Hace unos meses, empecé a darle vueltas al hecho de sí tener una hija ha sido una buena idea. Y no me malinterpretéis, no es por ella, en absoluto, ni por la maternidad en sí misma, eso lo llevo mejor de lo que pensaban muchos, incluida yo misma... Sino por el mundo al que la hemos traído.

Desde hace unos dos años, en casa no tenemos televisión. Sólo pagamos internet y lo que queremos ver lo hacemos a través de Netflix o alguna otra plataforma de ese tipo.
Empezando por la tele basura, el abusivo tiempo de publicidad de algunas cadenas (que hacia el final de los anuncios ya no recuerdas ni que estabas viendo...) y terminando por la cantidad de noticias malas que salen cada día en los telediarios, desde guerras y catástrofes naturales, hasta las sentencias de nuestro más que exquisito sistema judicial... La televisión pública sobraba en nuestras vidas.
No penséis tampoco que vivo "en la parra" y que no se qué está pasando. Yo leo...

Hará unos 6 años, a principios 2012, estuve con depresión, y acudí a terapia con una psicóloga, que si bien no me ayudó gran cosa (por diversos motivos nada relacionados con este post), sí me dio un consejo bastante útil que sigo aplicando a día de hoy:
"Elimina de tu vida lo que te haga sentir mal y, cuando estés mejor, ya decidirás si lo recuperas o no, cómo y cuándo".
Puede parecer radical, pero me ha ayudado a desprenderme de muchas cosas.

En primer lugar, de personas que no aportaban nada en mi vida, a las que mi vida no les interesaba en absoluto. Sólo eramos (más para unos que para los otros) otra linea más en la lista de contactos.
Ahora cuento mis amistades con los dedos de una sola mano, porque cuando supe que iba a ser madre también decidí despedirme de hipocresías y conveniencias (y no por mi parte precisamente). Pero no me arrepiento, la verdad, porque se que lo poco que tengo, SIEMPRE está ahí. Aunque estén MUY lejos.
En lo que a amistades se refiere, hay dos refranes que me encantan y que procuro aplicar:

  •  "Mejor calidad que cantidad".
  • "Amigo que no da, y cuchillo que no corta, si se pierden, poco importa".

Otra cosa que eliminé desde 2012 fueron las noticias durante las comidas. Desde entonces, YO decido cuándo quiero ver qué pasa en el mundo, cuándo estoy suficientemente bien como para enfrentarme a la realidad.
Os puede parecer egoísta, pero no se trata de eso. Se trata de que los medios ya no son lo que eran, ahora la mayoría vive de puro sensacionalismo, no de informar con objetividad.

Os voy a poner un ejemplo de lo más simple y sin entrar en noticias importantes para que nadie se moleste:
Hace 2 años más o menos, había organizado un viaje a París, porque no pudimos ir de luna de miel tras los atentados. Hubo una huelga de controladores aéreos, y para más intriga para la trama, ¡llovía a mares!. Según los medios españoles, el diluvio de Noé estaba cayendo en París vaya... Nos la jugamos y volamos, porque por suerte, la huelga se resolvió la mañana antes (no hice las maletas hasta la tarde antes, sí) y cuando llegamos allí... Pues no era para tanto, la verdad. Sí, el río había crecido, y el Louvre había cerrado para poder sacar todo lo que había en los sótanos POR SI ACASO, y algunas paradas de metro cercanas al cauce del río se cerraron por precaución, pero la cuidad seguía haciendo vida normal, porque allí el tiempo es así y ese inicio de verano estaba lloviendo un poco más de lo habitual... Pero ya está. Peor estaban en la zona baja del río y a esos pobres las noticias no les dieron importancia "porque no son París".
Conclusión, casi no volamos porque los medios españoles habían exagerado la situación.

Sí, soy consciente de que hay noticias que sin las imágenes que las representan no tendrían el mismo sentido, ni nos removerían tanto. Pero muchas veces los telediarios cruzan la linea de la morbosidad. Y, quizás aquí sale mi vena nutricionista, ¿por qué a la hora del desayuno, el almuerzo y la cena?. NO se debe de ver la televisión durante las comidas, hay que hablar con la familia, mirarse las caras. A mí, personalmente, el tipo de conversaciones que producen las noticias me revuelven el estómago, empezando porque, incluso en el mismo núcleo familiar, hay diversidad de opiniones y no todos son igual de tolerantes con las ideas de otros, por lo que muchas comidas acaban con acaloradas discusiones, o al menos esa ha sido mi experiencia durante muchos años. La comida debe de ser un momento agradable, de conexión con la familia. Para mi, con las noticias, no lo era y quiero que para mi hija si lo sea.

Y ahora, volviendo al tema original del post... El mundo... ¿Qué puñetas le pasa al mundo? ¿Y a nuestro país? ¿A nuestra sociedad? ¿A nuestra justicia?...
Guerras interminables entre países por intereses económicos y/o diferencias de fe, atentados en TODO el planeta (que eso a muchos se nos olvida...) por parte de un montón de grillados que dicen actuar en nombre de su dios, el planeta revolviéndose con terremotos, maremotos, huracanes... mientras nos empeñamos en destrozarlo. Y tanto animal pseudohumano suelto, haciendo daño, infundiendo miedo a salir solas a la calle porque la justicia les ampara...

Entendedme ahora cuando digo ¿a qué clase de mundo he traído a mi hija?. ¿Ha sido un acto egoísta querer ser madre, crear una vida, en el estado actual en el que está el mundo, la sociedad? ¿o ha sido un acto de esperanza (y palurdismo profundo), pensar que, quizás a ella no le toque vivir nada de esto, o que podré parar los golpes antes de que lleguen a ella?
Soy ahora más consciente que nunca de que no podré protegerla de todo, que habrá millones de cosas que no pueda hacer por ella para ahorrarle el mal trago, lágrimas que no podré derramar en su lugar, decepciones que no podré evitarle, errores que no podré cometer por ella... No podré ahorrarle el sufrimiento, ni el mio tampoco al verla pasarlo mal.
He pasado por muchas cosas malas y he llegado donde estoy con mucho esfuerzo y muchas lagrimas que pocos recordarán. He sufrido bullying en dos etapas de mi vida muy diferentes, por parte de niños y adultos, en plena adolescencia dejé atrás toda una vida por una nueva que al principio no fueron más que malas experiencias, he perdido familia por el cáncer, he perdido años en una carrera que no pude acabar, y me he pasado muchos años frustrada encerrada en una ciudad que no daba oportunidades a crecer, y ahora en una ciudad como Madrid, igualmente siento que me ahogo porque no es mi sitio, porque he tenido que dejar de nuevo mi vida atrás, mi familia, para continuar con otra nueva, de nuevo... Y a pesar de haber pasado por todo esto, de sentir como en mi vida todo he tenido que conseguirlo "a la fuerza", y de haber salido adelante, siento que no va a ser suficiente para ayudarla a enfrentarse a la vida, siento que no voy a saber encontrar las palabras exactas que la animen, que la empujen, que la mantengan fuerte cuando llegue llorando a casa tras darse cuenta de cómo es el mundo...

La adoro, mataría y moriría por ella... Pero la miro y pienso que, por primera vez, tengo miedo de verdad.

9 comentarios:

  1. Yo tengo mucho miedo, y muchísimo miedo del miedo. Estoy aprendiendo a dejar de sentir miedo, es algo necesario para ser plenamente feliz. Me ha gustado mucho tu Post tal y como te he comentado en Bloguers. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Es cierto que es un mundo peligroso, pero, si echas la vista atrás (muy,muy atrás) la cosa era mucho peor, había enfermedades que ahora podemos prevenir, las mujeres empezamos a tener fuerza y poder, la gente empieza a ser mas consciente del medio ambiente... No sé, yo creo que vamos mejorando poco a poco.

    ResponderEliminar
  3. Me he sentido muy identificada con esos miedos. A mí también se me pasan muchas veces por la cabeza, primero cuando el peque era sólo un bebé y ahora porque va creciendo y te entran otros temores de su apertura al mundo (ya es más consciente de cómo es el mundo que le rodea y hay cosas difíciles de contestar). Pero supongo que todos hemos pasado por ello, aunque fuera en otra época los problemas en la vida siempre están allí :)

    ResponderEliminar
  4. Yo también tengo miedo de que salga al mundo un día y descubra qué hay... que pase por según qué cosas que yo también he tenido que pasar y daría lo que no tengo por evitárselo... Una vez me dijeron que era muy egoísta por traer al chiquillo a esta clase de mundo. Y yo le dije que no, que era generosidad por nuestra parte traerle a este mundo y renunciar a nuestra vida anterior a él para enseñarle a vivir, protegerle y cuidarle hasta con nuestra vida.
    Es según se mire todo..., pero sí. El mundo entero está hecho más que un desastre, es una locura, y ojalá para cuando les toque a ellos nada de esto exista como tal.
    Pero, tranquila, vas a saber calmarla, animarla, apoyarla y alentarla cuando lo necesite, porque no hay madre mejor para ella que tú.
    Un abrazo enorme!

    ResponderEliminar
  5. No creo que hayas sido egoísta, has hecho lo que sentías, y quizás tu peque se propulsora de un cambio a mejor, quizás ponga un gran granito de arena que haga que las consciencias humanas reflexionen, quizás tu pequeña no llore nunca por el caos en el que vivimos y aproveche las desgracias para ayudar y mejorar este mundo, no temas a lo que no ha pasado, está aquí y ahora contigo, disfrútala y que ella recorra el camino que le toque. Besitos

    ResponderEliminar
  6. Yo también tengo muchísimo miedo pero hay que educarles lo mejor posible y lo más humanamente posible para que el mundo vuelva a darse la vuelta...

    ResponderEliminar
  7. Como está el mundo así trato de difundir Montessori y su educación para la paz. Si plantamos semillas en nuestros hijos ellos serán los dueños del mundo y del futuro mejor. La vida a cada cual le toca la suya con sus propias cargas y obstáculos. Aprender a ser feliz con las pequeñas cosas del día a día es lo más difícil pero cuando lo consigues y vives en modo optimista todo merece la pena.

    ResponderEliminar
  8. Yo también lo pienso a veces pero luego me respondo a mi misma: Ellos son el futuro, y podrán hacer algo para cambiarlo. Así que solo me queda la esperanza de educarlos bien para que hagan cosas, para que tengan valores, iniciativa, y para que quizás el día de mañana nuestros hijos hagan del mundo un lugar mejor.

    ResponderEliminar
  9. La esperanza hay que mantenerla siempre y nosotros siempre vamos a intentar darles los mejores valores a nuestros pequeños. Me gusta mucho el post y me ha hecho pensar bastante ☺️

    ResponderEliminar

Para salvaguardar tu privacidad, no se usarán los datos que facilites para ningún fin personal ni comercial. Las cookies que Google utiliza en esta web se utilizan para prestar sus servicios y analizar su tráfico.